
Tú, mi vida, mi sueño, mi alegría;
la razón de mi vivir, la de mi reír,
el mecanismo principal de mi corazón,
el que aviva la llama de mi interior.
Tú, mi niño, mi deseo, mi locura;
el provocador de mis ganas de vivir,
mi pensamiento final y principal en los días,
la chispa que me anima en las tristezas.
Y es que tú eres mi corazón, el dueño de
mi amor y siempre lo serás, porque
contigo el resto de mi vida quiero estar,
la vida entera junto a ti pasar.
Porque nuestro amor es tan grande,
que no hay nada ni nadie
que pueda interponerse en nuestro camino,
y romper nuestro amor.
Porque no existe fuerza mayor,
que la de nuestro amor,
y por ello, por siempre y en la
eternidad, unidos estaremos.
Gracias a la vida le doy,
cada día, en cada anochecer,
por hacer que tú, mi niño,
entrases a formar parte de mi vida.
Eternamente agradecida le estaré,
por este amor incondicional,
y a ti mi cielo, decirte que
por siempre, mi amor contigo estará.
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